La incineración, una falsa solución

Mapa de Incineradoras en España


Muchas veces se nos intenta vender la incineración cómo herramienta de gestión de los residuos, casi siempre con el argumento de “recuperación de energía”.

A la hora de publicar la nueva Ley de Residuos (prevista en diciembre de 2010), es importante recordar los inconvenientes de la incineración:

- La incineración no elimina los residuos, los dispersa al aire, al agua y al suelo.

- La incineración es altamente contaminante: libera al medio ambiente contaminantes tan tóxicos cómo dioxinas, metales pesados (plomo, cadmio y mercurio), dióxido de carbono, gases ácidos, partículas ultra finas. Perjudican a la salud de las personas y al medio ambiente.

- La emisión de CO2 por parte de las incineradoras contribuye al cambio climático

- La contaminación producida por las incineradoras incumple varios compromisos y recomendaciones: Convenio de Estocolmo, recomendaciones de la OMS, Llamamiento de París.

- La incineración no respeta la famosísima jerarquía de los planes de gestión de los residuos: Reducción, Reutilización y Reciclaje (en este orden). Tampoco respeta los principios de precaución y de proximidad.

- La incineración va en contra de todos los programas de Educación Ambiental, dirigidos a la Reducción de residuos, ya que para funcionar las plantas necesitan grandes cantidades de residuos.

- La energía que se recupera en las plantas de incineración es mucho menor a la que se necesita para producir los materiales que acaban en ellas, y la que se necesita para construirlas y mantenerlas. El ahorro energético que se podría obtener con medidas de prevención, reutilización y reciclaje es muy superior a la energía que se recupera en una incineradora.

Por si esos inconvenientes fueran pocos, Greenpeace publicó en julio de 2010 un informe que demuestra que las incineradoras no son rentables económicamente:

- La consideración de los costes ambientales haría aumentar los costes de incineración en más de un 70%. Las emisiones atmosféricas contaminantes, las emisiones de efluentes líquidos, la generación de residuos sólidos secundarios (cenizas y escorias, que se clasifican entre peligrosas y no peligrosas), el ruido y el impacto visual son costes ambientales que son soportados por la sociedad sin estar internalizados en los precios que se pagan para tratar los residuos en estas instalaciones.

- La incineración es una opción muy costosa. En las localidades con incineradora el gasto municipal por cada vecino en concepto de recogida de residuos y limpieza viaria es casi un 20% mayor que para las que no la tienen, lo que se refleja también en las tasas de basura que pagan los ciudadanos, que son alrededor de un 30% más elevadas que en los municipios que no queman sus basuras.

- Las plantes de incineración crean pocos puestos de trabajo. Los modelos basados en la recuperación y reciclaje suponen la creación de entre 7 y 39 veces más empleos que con la incineración.

Por todas esas razones el rechazo social a las incineradoras y a los proyectos de nuevas plantas es muy fuerte.